Historia del monasterio

Existen varias hipótesis sobre su origen , se cita que fue edificado sobre un templo romano dedicado al sol, sobre el que se edifica un cenobio en el siglo XII, por el conde Pedro de Osorio , de la casa de Traba, más tarde en el siglo XIII, se transformaría en un albergue templario, sirviendo de lugar de vigilancia y aviso de invasores por medio de hogueras, de ahí su nombre de Montefaro.
En el siglo XIV, según la lápida fundacional, conservada en el Museo Arqueolóxico de La Coruña, en 1392, Fernán Pérez de Andrade, funda el Monasterio de Santa Catalina de Montefaro, en él instaló a Terciarios Regulares de San Francisco, a lo largo de más de 400 años, desde su fundación hasta el 1835
Antes de su fundación ya existía una comunidad religiosa en Chanteiro;, como sufría saqueos de los piratas, por estar en el arenal, se traslada a un lugar estratégico de la zona. Además de los frailes de Chanteiro vinieron otros a la comunidad, siendo su primer ministro apostólico fray Lope Manteiga y el último fray Silvestre Martínez.
El convento nace con fines devocionales y hospitalarios, patrocinado por los prelados de Compostela y de Mondoñedo.
Sanciona su fundación el rey de Castilla, Enrique II de Trastámara, que otorgó a Fernán Pérez de Andrade , diversas propiedades, entre ellas las villas de Ferrol y Pontedeume, en 1371, en premio a su apoyo, como demostración del poder de su señorío, patrocinó muchas obras; dicen que “ Mandó edificar siete iglesias, siete monasterios y siete puentes sobre ríos caudalosos, y siete hospitales”,sus emblemas, su escudo o los símbolos del oso y el jabalí, han quedado en muchas de ellas.
Su advocación a Santa Catalina de Alejandria, fue confirmada por el papa Benedicto XIII , el papa de Aviñon, el español Pedro de Luna, en una Bula el año 1395.
En su testamento, firmado en San Vicente de Caamouco en 1397, dona al monasterio de Santa Catalina, la ermita de Chanteiro, la villa de Mugardos, y los cotos de Miño y Bemantes, que habían pertenecido a los templarios, el portazgo de Pontedeume y los derecho del hospital y capilla sobre el rio Eume.
No tiene herederos y deja sus propiedades a su sobrino Pedro Fernández de Andrade, este siguió atendiendo al convento franciscano. La iglesia concedió por entonces indulgencias a los fieles que peregrinasen el día de Santa Catalina.
Durante siglos siguió aumentando su patrimonio y así en el siglo XVIII, tenia heredades en Ares, Chanteiro, Cervás Neda, Pontedeume, Miño y Bemantes, Cabañas, Ferrol y A Coruña.

Imagen del Monasterio

Desamortización

En 1835, se realiza el Documento de Bienes del Monasterio que estaban en la Iglesia conventual y sacristía y en la Iglesia de la Merced de Chanteiro y en la Capilla del Espíritu Santo en el medio del puente de Pontedeume y en San Martín de Padilla ( Fuerte). Lo realiza el comisionado enviado por el Gobernador Eclesiastico del Arzobispado de Santiago, según lo dispuesto por el Intendente de la Provincia civil de Betanzos,el 30 de noviembre de 1835.
Los objetos de culto son entregados al Sr. D. Antonio Villademoros, arcipreste de Bezoucos y cura párroco de Santiago de Franza, y este envía el inventario el 26 de Diciembre de 1835 al Arzobispado.
Entre 1835 y 1844 año en que se crean las Comisiones Provinciales de Monumentos, fueron estos años muy negativos para el patrimonio cultural: se suprimieron las Órdenes religiosas y se incautaron sus bienes. Se pretendió fomentar el cultivo de tierras, aumentar su producción y paliar la deuda pública con sus ventas, pero no se consiguió la ser la burguesía la beneficiada por estas medidas.
En 1848 se sacó a la venta el edifico conventual y sus terrenos, pero al no venderse, Montefaro en 1849 fue entregado al Ayuntamiento de Ares
En la década de los años 1860 el convento funcionó como escuela parroquial de niños.
En 1897 se cedió al Ministerio del Ejército.
Entre 1905 y 1920 se realizaron obras de adaptación, modificando el convento, como cuartel militar.
A finales de 1970 se realizaron obras de revalorización, restaurando el retablo barroco y actuando sobre los claustros.
El año 1990 el edifico quedó sin uso militar definido.
En el 2000 el Ministerio de Defensa autorizó al Ayuntamiento de Ares el uso para fines públicos. Esta autorización tiene vigencia po 25 años, renovables a su finalización.
El Ayuntamiento solicitó , de acuerdo con la ley 16/85 del Patrimonio Histórico Español, su declaración como Bien de Interés Cultural , aprobada por una resolución publicada en el Boletín Oficial del Estado de 21 de Junio de 2000.
El Ayuntamiento pierde la cesión, después de 6 años, sin que este lograse buscarle alguna salida a la concesión que tenia. En el 2007, se recupera dicha cesión prorrogable cada cuatro años, siempre pensando en una solución para su conservación y proyección a nivel turístico; si no fuese así volvería al Ministerio de Defensa.
En el 2015 , el alcalde firma por segunda vez el acuerdo con el Ministerio de Defensa, esto le permite localizar escuelas y obradoiros de empleo que pudieron colaborar en la rehabilitación parcial , así como evitar su deterioro.
Pone de ejemplo ,la actuación en la Bailadora, utilizado como centro de apoyo para eventos deportivos, de BTT, o de la Hípica en la batería de Montefaro, así como el Tiro con Arco, que rehabilitó un magnifico campo de tiro.
Destaca la actuación de numerosos eventos culturales que se celebran gracias a la Asociación de Amigos de Santa Catalina.

Retablo de la Capilla del Monasterio de Santa Catalina de Montefaro

Barroco churrigueresco de madera policromada, data de principios del siglo XVIII y está compuesto por dos cuerpos.
El cuerpo superior está coronado por un semicírculo con imágenes de ángeles bajo los cuales está la de Santa Catalina. Como novia de Cristo, es la patrona de las jóvenes casaderas, de molineros, alfareros, canteros, hilanderas y torneros y también de las nodrizas por emanar leche de su cabeza cortada.
Representada como princesa real con corona, con un libro en una mano que elude a la ciencia y en la otra la espada de su decapitación. Obra del escultor, natural de Cervás, José Castro y Andrade. Flanqueada por dos ángeles músicos, el de la izquierda tocando la gaita y el otro un instrumento de cuerda.
El primer cuerpo está dividido en tres calles. En el lado del evangelio, figura la imagen de Santo Domingo vestido con el hábito bicolor de la orden y manteo negro, colores simbólicos de pureza y austeridad. Su ancha tonsura está rodeada por una corona de pelo y casi siempre con barba en collar. Porta un libro, símbolo de castidad. Sus atributos personales son el perro manchado; situado al lado de sus pies y visto por su madre en sueños.
En el lado derecho, San Francisco con hábito de la orden ajustado a la cintura con un cordón de tres nudos que significan los votos de pobreza, castidad y obediencia.
Los canecillos, sobre los que se soportan las columnas centrales, son en forma de cabezas coronadas con adornos que recuerdan a los indios Sudamericanos, de ahí que se crea que el retablo fue dirigido por frailes que dedicaron su labor evangélica en la Nueva España.
Sobre el altar y en el centro del primer cuerpo destaca el sagrario y sobre él, el expositor del Santísimo Sacramento.
Este primer cuerpo está presidido por una excelente imagen de la Inmaculada coronada por doce estrellas reposando sobre la media luna creciente. Es obra del reconocido José Ferreiro (14/11/1738-02/01/1830) natural de Noya y discípulo de José Gambino de ascendencia italiana y conocedor del arte de aquel país. Además, estaba casado con su hija Fermina.
Los monjes de los más importantes monasterios gallegos ansiaban poder contar con Ferreiro. En el caso de Santa Catalina de Montefaro, aprovecharon que estaba realizando el retablo de la igesia del Convento de San Francisco en Ferrol (1790) para conseguir su preciada colaboración.
Los brazos entrelazados, símbolo de las órdenes de San Francisco y Santo Domingo, coronan el primer cuerpo.

Retablo de la Capilla del Monasterio de Santa Catalina de Montefaro

Fiesta en honor a Santa Catalina de Montefaro, una tradición centenaria

Una vez constituída la Asociación de Amigos de Santa Catalina de Montefaro, el 11 de septiembre de 2002, se convoca junta general ordinaria en la que se acuerda -entre otros asuntos- recuperar la fiesta en honor a la patrona a partir del presente año 2003. Igualmente, se decide que se celebrará siempre el sábado más próximo al 25 de Noviembre, fecha dedicada a la titular del Monasterio.
Así se pretende recuperar la tradicional conmemoración festiva que tenía lugar en el monasterio mientras fue habitado por los frailes franciscanos. Una festividad con más de cuatro siglos de historia que había quedado en el olvido desde que los frailes abandonaron el cenobio en 1836 en el marco de la Desamortización de Mendizábal.
En este sentido, la fiesta de Santa Catalina disfruta de un doble carácter histórico y reivindicativo, puesto que persigue poner en valor el monumento y su historia.
En la actualidad, se ha convertido en una de las citas festivas ineludibles de la comarca de Ferrolterra gracias al esfuerzo de socios y simpatizantes a lo largo de más de una década.

Fuentes


Revista de Semana Santa Nº 29 del año 2013.
Artículo: Terciarios Regulares de San Francisco en Santa Catalina de Montefaro.
Autor: José Carlos Pérez Manteiga
Ed. Cofradía de Jesús Nazareno y Soledad de Nuestra Señora. Ares

Revista de Semana Santa Nº 30 del año 2014.
Artículo: Inventario de los Bienes del Convento de Montefaro realizado tras la desamortización de Mendizábal
Autor. José Carlos Pérez Manteiga.
Ed. Cofradía de Jesús Nazareno y Soledad de Nuestra Señora. Ares

Monasterio de Santa Catalina de Montefaro
Autores : Carlos Aracil y Juan Burgoa
Ed. Espino Albar. Pontedeume, 2015.